EL CURIOSO INCIDENTE DEL PERRO A MEDIANOCHE


Escrito por Mark Haddon
Traducido por Patricia Antón
Editado por Ediciones Salamandra
Recomendado para Lectores en marcha
Novela

     Los lectores solemos estar atentos a los libros que vemos. No importa si están en las librerías, bibliotecas o en las manos de otros lectores. Indagamos, somos metiches, conversamos, y hacemos hasta lo imposible por saber qué libro están leyendo otros lectores, lo que implica a veces asumir las posiciones más absurdas con tal de ver el título del libro que está leyendo un transeúnte desconocido. Así fue como llegué a este libro.

     Lo primero que me llamó la atención de El curioso incidente del perro a medianoche es que contenía una buena diversidad de íconos, diagramas y mapas. Me llamó la atención porque las novelas juveniles ya adultas no suelen tener ese tipo de información paratextual, a menos que se trate de ediciones especiales, lo que traduce también en ediciones costosas. Sin embargo este libro la tenía. Lo segundo que me llamó la atención es que incluía también información  matemática y el escolar que lo estaba leyendo no parecía ni desanimado ni aburrido ni al borde de un paroxismo, simplemente leía. El pero que le vi en ese momento es que el libro estaba en inglés, y mi manejo del idioma sigue siendo el de un escolar de Mongolia, por decir lo menos. Por fortuna existen las bibliotecas.

     El curioso incidente del perro a medianoche es además peculiar por otra razón, su narrador es listo, gusta de las listas, de seguir una rutina diaria inmutable, de las matemáticas y los relatos de detectives. Para Christopher la lógica es su refugio ante un mundo que no comprende y que está habitado por seres humanos, seres con quienes le es difícil relacionarse. Además, el libro no lo dice pero lo intuimos, Christopher convive –no, no lo padece; no, no lo sufre- con el Síndrome de Asperger. Eso hace que el libro, narrado en primera persona, gané aún más en interés por la dificultad literaria que entraña hacer el personaje verosímil y, curiosamente, muy entrañable.


     Es importante añadir que el síndrome de Christopher no es el protagonista el relato, es apenas el filtro a través del cual nos adentramos en una historia plena de misterio e intriga, donde Christopher descubrirá que el ser humano es mucho más complicado que cualquier problema matemático. El resultado es un libro amable, que se deja seguir con facilidad, que nos adentra en ese complicado y tenaz microcosmos que es la familia, donde no hay buenos o malos, sino simplemente personas. 

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