EL INVENTOR DE JUEGOS


Escrito por: Pablo De Santis
Publicado por: Editorial Santillana
Recomendado para: jóvenes lectores
Novela juvenil

     Dada la naturaleza de mi trabajo es bastante común que distintas editoriales soliciten cita para ofrecer su catálogo de plan lector. A menudo he debido escuchar largos discursos que me hablan de los beneficios de los libros en relación al currículo, la transversalidad de los contenidos y, por supuesto, de los infaltables valores relacionados con cada obra. A menudo me he aburrido y he ojeado catálogos armados sin demasiada imaginación y sin un balance entre nombres conocidos y desconocidos; para mayor inri, en muchas ocasiones he tenido que escuchar a muchos vendedores que solo conocen de los libros lo que leen en las contraportadas. Cuando hay suerte.

     En esta ocasión he tenido suerte. Me visitó Humberto Atehortúa, quien para mi sorpresa no solo conocía el catálogo, más importante aún, parecía haber leído los libros de los que hablaba. Es decir, su conversación era la de un lector. Por Humberto Atehortúa llegué a este libro.

     El inventor de juegos es la delicia de un adolescente narcisista. La trama gira alrededor de Iván Dragó, descendiente de una dinastía de creadores de juegos, cuya existencia será el centro de una antigua lucha que amenaza en convertir su propia vida en el tema de un juego. Uno de esos con casillas, dados y diversos artilugios. Así, Pablo De Santis narra como este adolescente busca descifrar la trama que gira alrededor de su vida al punto de enfrentar aquel que fue desterrado del pueblo de Zyl.

     El inventor de juegos está dividido en capítulos cortos, ágiles, fáciles de leer, que atrapan al lector de manera tal que no puede abandonar el libro hasta su desenlace final. Sin embargo ese final deja un sin sabor en la boca al lector. Hay un momento en el que el protagonista se encuentra en medio de un cuarto rodeado de sus enemigos. Un capítulo después Dragó escapa por un pasillo y se encierra en una maravillosa biblioteca –una de las mejores invenciones de este volumen-. ¿Cómo escapó Dragó del cuarto? Eso es algo que De Santis le deja al lector, quien en este caso puede sentirse engañado y defraudado. Páginas más adelante, Dragó dispara a su adversario quien cae derribado. Sabemos que queda vivo, sabemos que su ira ha de ser inmensa. Sin embargo el libro va dejando que la historia se cierre; el adversario ha sido vencido nos dice el relato, su imperio de juegos se derrumba, su nombre cae en el olvido, sus juegos son olvidados. De hecho el relato es rematado a toda prisa en las últimas tres páginas.

     Si nos devolvemos a lo que podría denominarse la teoría clásica de la narración. Una de las diferencias principales entre cuento y novela, aduce que el primero se centra en la anécdota en tanto la segunda se centra en el desarrollo de los personajes. Una duda me asalta con esta novela de De Santis y con la actual novela juvenil, ¿hasta qué punto nos están vendiendo cuentos extensos en forma de novelas? Dragó no tiene una mayor evolución en su vertiginoso discurrir de página en página, de capítulo en capítulo; es un personaje que de hecho logra victorias que no convencen al lector, o que son tan apresuradas que enturbian más que aclaran.


     No deja de ser curioso que una obra ágil y entretenida nos deje en realidad con hambre, con ganas de leer algo más sustancioso. Por fortuna, Humberto solo me llevó a mostrar El inventor de juegos, con el libro en la mesa nos dedicamos a Dahl, a Pescetti y a Bodoc, entre otros temas.  

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