MACANUDO 5


Autor e ilustrador: Ricardo Liniers Siri
Editorial: Ediciones de la Flor
Recomendado para: lectores en marcha
Comic book

     Hablar de un bibliotecario es como hablar de un confesor o de un bartender, es alguien que poco a poco, de manera insensible se va apoderando de una porción de tu vida. Es irremediable también que cuando parten dejen un vacío de una manera u otra. En este caso, Danny, mi amigo, mi bibliotecario de confianza, deja la institución en donde hemos trabajado juntos los últimos cinco años para irse a nuevas aventuras como Coordinador cultural de Expresión viva.
     La última recomendación de Danny fue El día señalado de Manuel Mejía Vallejo -que apuré en terminarme para poder reseñarlo antes de que Danny se fuera-, pero acaso algunas de las primeras fueron Orsai y Liniers. En el caso de Orsai, su Carta para la masturbación de hijo se ha convertido en un referente de la capacidad de la literatura erótica. En el caso de Liniers fue la apertura a un mundo lleno de una ternura sublime. Eso, justamente eso hacen los bibliotecarios.
     Es difícil reseñar un comic book. Es difícil porque la agrupación rara vez es temática o sigue un mismo argumento. Por lo regular los comic books son recopilaciones de tiras cómicas que no suelen estar interrelacionadas. Por eso es díficil reseñar un tomo de Mafalda o de Calvin & Hobbes. Sin embargo, para dejar de ser solo volúmenes recopilatorios los comic books a veces incluyen sorpresas (Bill Watterson incluyó poemas gráficos en algunos de sus libros), en este caso se trata de un homenaje a Edward Gorey llamado El inquilino.
     En El inquilino, Liniers retoma los ambientes opresivos propios de Gorey, al igual que su paleta de colores y sus personajes extraños. Sin embargo, no contento con ello, algo de Kafka y de Shaun Tan  junta en el proceso para finalizar de forma abrupta y repentina in media res dejando, como le gusta hacer, todo el proceso de clausura en manos del lector.
     Así, Macanudo 5, prologado por Andrés Calamaro, nos presenta su galería habitual de personajes: los duendes; Enriqueta y Fellini; los piojos; Alfio, la bola troglodita; Z-25, el robot sensible; el misterioso Hombre de negro y un montón de cosos –de todos los colores- que presentados en situaciones cotidianas nos permiten reírnos de la vida pero también, un momento después, devolvernos a lo que acabamos de leer para pensarnos las cosas, las situaciones, con mayor detenimiento.  
     En este caso, solo puedo acabar esta reseña de una forma: Gracias Danny. 

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