La invención de los caníbales




Autor: Federico Navarrete
Grabados: Joel Rendon
Editorial: Castillo
Recomendado para: Lectores en marcha
Libro informativo – Libro ilustrado

Alguna vez Ana Garralón en su blog anatarambana.blogspot.com se quejaba con cierta amargura acerca de aquello que los mediadores de lectura leían, porque en la lista de los libros más leídos y más comentados había una amplia prelación de los libros narrativos sobre cualquier otro tipo de texto. Poco se sabía de poesía, de libros informativos o libros juegos. Garralón alegaba, y con razón, acerca de la necesidad que se tiene de leer otro tipo de libros, claro que no solo de leer, sino también de socializar, de entregar, de mediar. Digo que Garralón tenía  razón, puesto que el universo de la lectura no se agota en los libros narrativos, no se agota en los cuentos y las novelas, sino que también existen las poesías, las canciones, los poemas y los libros, como este, informativos. 

La invención de los caníbales hace una desmitificación necesaria de la forma terrible en la que se ha tomado la cuestión del canibalismo en los pueblos amerindios. Terrible, porque sirvió para mostrarlos como pueblos crueles, sedientos de sangre, y, de hecho, permitió la división de los indígenas en dos tipos: Los dóciles, útiles a los intereses de la corona española, y los salvajes, aquellos que, permítanme la expresión, vendieron caro sus cuerpos a los conquistadores. 

De esta manera, el libro permite dos miradas. Una, la mirada española, del conquistador; y otra, la mirada desde lo indígena, como el consumo de carne humana estaba asociada a rituales que podían halarse relacionados con el respeto a los antepasados, e incluso a los propios enemigos. Por último, el libro hace una pequeña digresión hacia una forma de canibalismo ritual ampliamente aceptado y simbólico, aquel que tiene lugar durante la homilía. 

Es de señalarse que el tono del libro es claro, apto para cualquier lector, en una búsqueda por informar antes que sesgar una mirada y por volcar la mirada precisa hacia uno de los fenómenos caracterizados por un alto grado de tabú en nuestra sociedad. 

De otro lado, debe resaltarse que los grabados de Joel Rendón, le dan a La invención de los caníbales, una suerte de forma primitivista que le permite al lector ingresar de manera más fresca y precisa al tema planteado, sin entrar jamás en un amarillismo fácil. 

Un libro magnífico, tanto por la forma de tratar un tema espinoso, como en la forma en que lo ofrece al público.

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