Autor: Art Spiegelman
Editorial: Reservoir Books
Recomendado para: Jóvenes lectores
Novela gráfica
A menudo se confunden la tira
cómica con la historieta y la novela gráfica. Para el común de las personas, el
concepto de historieta envuelve las tres ideas y meten en un mismo saco a Garfield, Calvin y Hobbes, Superman y The Sandman. Esto sucede
porque en los tres casos se emplean elementos comunicativos similares: globos
de diálogo, viñetas e ilustraciones. Sin embargo nadie diría que una crónica,
un cuento, un poema y una novela son lo mismo. Pero no se trata de lo mismo,
dirá un lector avisado, y con razón. Una cosa es la literatura – añadirá (no le
recordaremos que la crónica no es literatura siendo estrictos en el empleo de
la palabra- y otra cosa los dibujitos.
Durante años los elementos
adscritos a la narración gráfica, aunque hayan sido denominados octavo arte, se
han subscrito al orden de un arte menor, un hijo proscrito, la cenicienta que
se manda a la carbonera si hay invitados. Narrar de manera gráfica, de alguna
manera, se ha asociado a algo que está más relacionado con niños y adolescentes
que con adultos[1].
Maus, de Art spiegelman ha roto por mucho esa tradición. Incluso en
1992 se convirtió en la primera –y única- novela gráfica en hacerse acreedora
del prestigioso Premio Pulitzer.
Maus, mantiene dos hilos narrativos en su estructura. El primero, y
más visible, es el relato de su padre, Vladek Spiegelman, de cómo vivió la
ocupación Nazi y, después de muchas adversidades, a la estadía en un campo de
concentración. El segundo hilo narrativo, quizás, para mí, el más complejo, se
ocupa de la tensa relación existente entre padre e hijo. Y es que Vladek no es
un hombre fácil, en una ocasión Art dice de Vladek que parece personificar la
caricatura, el estereotipo, de un judío. Vladek Spiegelman no es presentado
como un dulce anciano obediente y cariñoso, no. Es un hombre terco, en
ocasiones cruel, sumamente avaro y egoísta. Sin embargo esto ayuda a que el
relato no se constituya en un simple encuentro de blancos y negros (como las
viñetas), si no que realza la complejidad de los sucedido en Europa central
durante la Segunda Guerra Mundial.
Dividido en dos partes
principales, Maus, se convierte en un
relato de obligatoria visita, no sólo por su carácter testimonial, sino también
por la frescura de su narración, que arroja una poderosa luz fría sobre la
naturaleza humana.
[1] Aquí recordará el lector la manera en la que van
disminuyendo las ilustraciones a medida que la edad del lector crece, en la
niñez cada página está llena de ilustraciones coloridas, en la adolescencia
casi no se presentan, y los adultos pareciese que no tuviéramos derecho a gozar
de libros ilustrados más que en museos o libros de arte especializados.
Como me lo vas a prestar.
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